jueves, diciembre 29, 2005

Y se cierran tus ojos

Corren niños/as por todos lados. Cumpleaños de tus primas. Globos, alegría, música. Por otro lado, afuera, el día está grisáceo, el cielo plomizo, y un castillo inflable multicolor genera ilusiones en los pequeños ojitos que lo admiran, y saltos increíbles de ánimo en las almas de los valientes que se animaron a entrar.
Por otro lado, dentro tuyo... arrebatadas sensaciones de tristeza y alegría se pelean unas con otras, tratando de tomar el poder de la expresión en tu mirada.
Una tras otras las gotas, siempre queridas y amadas y entristecidas gotas empiezan a caer. Los chicos se meten a ver alguna película. La pileta queda vacía. La lluvia te llama, como en los viejos tiempos, en que te bajabas del colectivo sin abrir el paraguas sólo para ir imaginando de tanto en tanto el caminar sobre el suelo de algún humedecido sueño, que por alguna razón te hacía sonreír.
Te ponés la malla, y salís caminando hacia la pileta. Entrás en el agua que en esas situaciones siempre está cálida. Si observás alrededor, el inestable horizonte celeste choca de pronto con un geométrico cielo de ladrillos. De pronto ya no parece que las gotas caen desde el cielo para chocarse con tu mar, sino que de tanto en tanto una gota de mar quiere escaparse de su inmensidad, y da un salto hacia el cielo... pero le gana la gravedad. Y el sentimiento de querer escapar se hace colectivo, y una revolución fugitivos escapan sólo para ser atrapados otra vez por su destino.
Pero por un segundo, por un minuto, o alguna unidad de tiempo que se desconoce (por esto de la relatividad de las cosas), se cierran tus ojos, y no hace falta llorar, porque ya estás llorando con todo lo que te rodea, ni tampoco hace falta sonreír. Un solo momento de unificación. Un momento de libertad. Un momento de vacío. Flotás en el medio de ningún pensamiento. Volás. Hasta que deja de llover, y abrís los ojos, y de pronto te toca otra vez la realidad. Pero por un instante, te liberaste de todo, del bien y del mal, te liberaste de vos, y casi me atrevería a decir que te pudiste ver ahí flotando, y pudiste no juzgarte.

lunes, diciembre 19, 2005

Noche

Mil y una lágrimas empapan la ventana en una única noche interminable.
Afuera llueve...
afuera llora.

martes, diciembre 13, 2005

Parte de mí

Baila conmigo
Y por un momento dejemos en blanco la mente, y nos sumerjamos en alguna lejana melodía, que probablemente ya no suene.
Abrázame fuerte
Y tu fragancia será el recuerdo que junto a la imaginaria música, en mi corazón quede.
Toma mi mano
Llévame a caminar por el sueño que tus ojos tejen.
Cierra tus ojos
Y siénteme desenredar los nudos que tu corazón tiene.
Despiértame
Y haz por favor que la calma vuelva
Y acuéstame de nuevo en tu regazo,
a dormir entre hadas y duendes

jueves, diciembre 08, 2005

Raciocinio Inconsistente

Y en algún momento, se decidió distinguir al ser humano por sobre el resto de los animales. Fue entonces que a estos seres (quizás por entonces inhumanos) se les otorgó el famoso don: la Razón. El rasgo esencial que nos distingue y nos separa. Poco más tarde utilizábamos la nueva facultad para construir, para asociar, para crear y descubrir y analizar y entender. Y un poco más tarde (aún) nos encontramos de pie uno frente a otro mirándonos con alguna cara extraña pensando de dónde venimos y hacia donde vamos, y entonces filosofamos y derivamos en infinitas ramas y descubrimos que hay infinitos oscuros por aclarar.
Como para no sobresalir demasiado, la razón se ausenta de vez en cuando, y nos deja dudando de nuestro propio parecer. ¿está bien esto?¿está mal aquello?¿será correcta mi manera de pensar?. Y entonces apareció el amor (como para constatar la ausencia) y allá fue todo lo que se daba. La razón con su raciocinio desaparecieron en algún horizonte lejano (ya capaz un horizonte de otro planeta). Estábamos tan firmes de nuestras teorías y tan convencidos de nuestras convicciones y sentimientos, que la naturaleza irracional de este sentimiento nos deja flotando a la deriva de algún océano interminable de dudas, abarrotado de mareadas olas de sensaciones y lágrimas y risas. ¿Cuántas veces hemos naufragado ya sin esperanzas y cuántas otras terminamos en islas paradisíacas de algún caribeño paisaje?
Y aquí me encuentro una vez más, agarrado a una lastimada balsa en sus últimos intentos por flotar. Y como siempre; no tengo la menor idea de dónde voy a terminar.

lunes, diciembre 05, 2005

Todos para uno

Por vez primera me encuentro ante la oportunidad de expresarme tal y como soy. Y quisiera que eso sea mi blog. Un espejo en el que ustedes vean y yo me refleje. Ahora, la increíble oportunidad se ve atormentada por la necesidad imperiosa de ser espontáneo y querer serlo. Grave error. ¿Qué se espera de alguien al que se le dice "sé espontáneo"? Probablemente una serie de maquinados movimientos que intentan ser improvisados. Una conjunción de palabras o frases prehechas que seguramente buscó en su cerebro en la desesperación por decir algo coherente.
Sin embargo, ese será mi objetivo. Y estaría estupendo que sea el de ustedes, aquellos que decidan acompañarme en este blog. Voy a improvisar algo, y no sé qué será pero será algo que salga desde mi alma. No voy a pensar dos segundos lo que voy a escribir, y de ahí que lo que escriba sea yo y ninguna otra cosa (espero).
Por lo pronto, como primer comentario de este blog, quiero comentar mi enorme felicidad por las amistades que entre este año y fines del año pasado se duplicaron (o quizás triplicaron) en cantidad y calidad. A mis amigos, especialmente, les dedico mi entera sinceridad, y mi más profunda gratitud, por tantos momentos lindos compartidos, y por el apoyo constante y la felicidad sencilla que me brindan. Me han demostrado que están todos. Y yo voy a estar siempre para ustedes.