martes, febrero 21, 2006

Barquitos de Papel

Ultimamente, las mujeres que andan cerca mío (en algunos casos, en otros no tan cerca) han comentado su temor de no encontrar jamás el verdadero amor, o que no llegue, o que no pase, o que ya se haya ido. Entonces surgió esta canción, que no se si logrará levantarles el ánimo o hacerlas cambiar de opinión, pero en fin, la intención es lo que cuenta:

No tengas miedo a estar sola
no tengas miedo a esperar un poco más
si tu sonrisa quita penas
y tu mirada regala sinceridad

No tengas miedo a escaparte
no tenga miedo a querer soñar
aunque a veces parezca en vano
ciertos sueños se hacen realidad

Somos barquitos de papel
flotando en altamar
a la deriva y sin timón
a merced del viento al soplar

Pero hay una isla de color carmín
esperando tu llegar
donde siempre florecen besos
y se oye tu alma cantar

Si tu mirada no está triste
podrás ver que existe
Si tu sonrisa está despierta
encontrarás la puerta

Si tu naufragio de papel
no se quiere acabar, piensa
cuantos barquitos de papel
sueñan encontrarte

PD: Gracias a los barquitos de papel de Crazy Diamond por la idea :).


Powered by Castpost

martes, febrero 14, 2006

14 de Febrero

Hoy podría llorar pensando que ninguna mujer está enamorada de mí, o por lo menos, yo no sé de ninguna.
Podría entristecerme argumentando que ningún amor me arrebata de pasión ni me traspasa de alegría.
Podría hacer duelo en nombre de las caricias, o acariciar la ausencia de besos y ternura. Podría desconsolarme y desanimarme hasta el hartazgo sólo imaginando que no hay abrazo que me abrace para amarme ni amor que me quiera para abrazarme.
Más bien.
Hoy podría reír, soñando con la sonrisa de una dama que me espere a la vuelta de la esquina.
Podría festejar por lo que ha pasado hasta ahora, por mis amistades y mis amores y mis idas y venidas.
Podría mezclarme entre recuerdos de alegrías y contentarme hasta que no recuerde de qué me reía.
Podría sentirme galante y al caminar por la vereda tirar un piropo a la deriva.
Hoy podría también sentarme un rato, y decidir qué quiero cambiar de mi vida.
Podría pensar en adónde voy y pensar si es esa la dirección que quería.
En fin
Hoy podría hacer muchas cosas
pensar muchas cosas
sentir muchas cosas
y el amor sería la materia prima
pero ciertamente, estas cosas las podría hacer cualquier otro día
(y el amor siempre es la materia prima)

viernes, febrero 10, 2006

Compañera

A ella le debo mi primer amor. Indiscutiblemente. Fue charlando con ella que descubrí cómo acercarme a mi enamorada, y fue a través de mis palabras y sus argumentos (o mis argumentos y sus palabras, ya no recuerdo) que la señorita se dignó a hacerme un lugarcito en su corazón. Extraño tal vez, pero no menos cierto.
Más tarde, los otros amores también fueron aconteciendo con su intervención. Siempre acomodó las cosas para que mi camino se uniera con el de alguna doncella que “casualmente” pasaba por el lugar, o que me había visto alguna vez, aunque sea fugazmente. Aún sin pedir mi opinión al respecto de la dama. Igualmente era buena la intención (doy fe).
Y ahora me doy cuenta de que es generalmente en nuestros diálogos cuando quedo sumido en mis sentimientos. A veces un par de palabras generan la más ahondada felicidad. Y si algún otro día me repite lo mismo, aquél sentimiento renace y la misma inmensa felicidad me absorbe. Otras veces, ella melancoliza mi tristeza más escondida. Tratar de esconderla es inútil. Siempre sabe si estoy feliz o triste o expectante o ansioso o desilusionado. No me puedo esconder (y tampoco quiero).
Como una puerta por la que voy de un lugar a otro, saltando de estado de ánimo en estado de ánimo. Como una extensión de mis deducciones, de mi inconsciente y de mi sentir. Como un viaje eterno que dura un instante.
Por todo lo que hemos hablado, y por lo que falta aún por discutir: Gracias.