sábado, enero 02, 2010

Equilibrio

King kong abrazado a la punta de una torre del world trade center (pero sin saber el final de la película).

Un piano sentado sobre una mesa cuyas patas se posan sobre las puntas de 4 conos de acero inoxidable cuyas bases reposan en los vértices de la base de una pirámide invertida cuya punta se hunde un poco en la tierra del piso.

El destino mismo haciéndose adrenalina mientras giran los dados.

El momento súbito sin el cual el invento no hubiera sido tal.

El instante en que la línea entre la cordura y la locura se flexiona intrépidamente y perdemos la noción de cuánto se la podría estirar pensando que otras cosas importan poco o importan nada.

El toque de gracia del que cada instante es dueño y que hace que la vida sea como es y no radicalmente diferente.

El bit que si se cambia te hace perder un pasaje de avión, un millón de pesos, o simplemente un mensaje a causa de lo cual quizás una persona del otro lado del mundo saque 1001 conjeturas y termine descartándote para esa posición. O una persona mucho más cerca piense que sos poco considerado, o te tome por idiota.

Una película que después de verla te cambia la vida para siempre durante unos minutos. O te la cambia durante unos minutos para siempre. O te resulta totalmente intrascendente.

Un viento fresco en la cara que te hace sentir dueño del universo. O capaz te da frio.

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Más o menos...

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Las relaciones humanas