martes, diciembre 19, 2006

Incógnitas

"... y el portazo sonó, como un signo de interrogación..." (del gran poeta Sabina)

A veces los signos de pregunta se amontonan para arremeter en grupo como si fueran jugadores de rugby con la voluntad de derribar la torre de un ajedrez gigante. Y uno se empieza a preguntar cuál es el verdadero rol que está desempeñando. ¿Acaso es una gracia del destino el estar totalmente perdidos en los pensamientos de cuándo en cuándo?
Es gracioso incluso como la consciencia y los interrogantes se llevan tan bien y cuando hay mucho de lo uno hay mucho de lo otro. Las calles se tiñen de un color irreconocible y el gesto que hace la luna no lo termino de comprender. ¿Es un gesto romántico? ¿Es un gesto altivo?
Pero como siempre se dice, equivocándose aprende uno.
Más el problema no es equivocarse
sino no saber si se está equivocado

Me pregunto...

miércoles, diciembre 06, 2006

Melancolías Impacientes

Es raro.
Las melancolías sobrevuelan las ciudades, los campos y los desiertos como incansables cuervos transparentes buscando al ser humano indefenso o cansado, con sed de alegrías y hambre de amores. Con inquietudes sofocantes o dudas inquietantes. Con el corazón despechado y ojos brillosos.
Y quién sabe que otros gustos tendrán estos bichos. Digo que tienen otros gustos, porque algunas melancolías atacan a cualquiera... nomás de repente se cruza en su mirada un fugaz destello, un solemne desinterés y hasta una desgarradora desesperación. Entonces una persona sumergida en su mundo de emociones y cantos, que vagaba sin notarlo alegremente, siente en su pecho una punzada hiriente, y se le hace un incomprendido nudo en garganta que le detienen un momento a pensar... ¿pensar en qué? No sabe. No comprende. Entonces vuelve en sí y sigue su viaje por la vida, tal como venía antes de que una melancolía impaciente se hartara de esperar a su víctima y eligiera al azar a alguien demasiado fuerte para ella.