miércoles, diciembre 06, 2006

Melancolías Impacientes

Es raro.
Las melancolías sobrevuelan las ciudades, los campos y los desiertos como incansables cuervos transparentes buscando al ser humano indefenso o cansado, con sed de alegrías y hambre de amores. Con inquietudes sofocantes o dudas inquietantes. Con el corazón despechado y ojos brillosos.
Y quién sabe que otros gustos tendrán estos bichos. Digo que tienen otros gustos, porque algunas melancolías atacan a cualquiera... nomás de repente se cruza en su mirada un fugaz destello, un solemne desinterés y hasta una desgarradora desesperación. Entonces una persona sumergida en su mundo de emociones y cantos, que vagaba sin notarlo alegremente, siente en su pecho una punzada hiriente, y se le hace un incomprendido nudo en garganta que le detienen un momento a pensar... ¿pensar en qué? No sabe. No comprende. Entonces vuelve en sí y sigue su viaje por la vida, tal como venía antes de que una melancolía impaciente se hartara de esperar a su víctima y eligiera al azar a alguien demasiado fuerte para ella.

5 comentarios:

Mery dijo...

Qué lindo ser demasiado fuerte como para ser víctima de la melancolía, qué lindo poder echarlas así nomás, sacárselas de encima a fuerza de alegría, esperanza y motivos para andar. Qué lindo debe ser.

Yo no me considero tal en este momento de mi vida. Hac unos 5 o 6 años muy probablemente fuera de esas personas. Pero ahora me encontré con una melancolía que supo doblegar ese optimismo, que aunque cada tanto resurge esporádicamente y por etapas, las más de las veces permanece oculto. Y es muy raro, porque a la larga uno aprende a vivir con la melancolía y se acostumbra a la tristeza y nostalgia. No se está tan mal, sumergido uno en sus propios pesares y angustias.

El problema es cuando encontrás algo que sí vale la pena, cuando alguien te sacude y ves que el otro tiene mucho para dar, pero quiere dárselo a alguien con ganas y motivos para andar. Y una ya no sabe cómo volver a ser lo que una vez fue; cómo hacer para sincera y genuinamente volver a sonreír por todo y con casi nada. Desespera mucho.

(N.de la A.: no siempre soy tan depre... lo juro... también sonrío y soy feliz, pero me salió así la firma, y bueno, digamos que tiene parte de verdad, algo exagerada)

Saludos!!

Delirante dijo...

Me detengo en lo último, y pregunto: ¿Será bueno o malo ser víctima de la melancolía?

Mmmmm... da para que la piense yo solita, pero a un paso de las vacaciones, no da... no da. Te dejo la inquietud... :D

Saludos :)!

D'Artagnan dijo...

Disculpen mi larga ausencia damas. Estuve estudiando para el final de una materia que por suerte ya nunca veré en mi vida :D.
Mery: Es ciero que hay momentos en que nos encontramos "irremediablemente" tristes o melancólicos. Pero no le crea a la melancolía que la quiere convencer de la convivencia. Las melancolías son como los amantes, y los amantes en algún momento se van. Ud por lo que he leído, es una persona muy capaz de ser feliz porque sí. Tiene todo lo que se necesita y ese "aura" que descubro en ese tipo de personas. Dice una canción que siempre recuerdo en mis momentos de tristeza "la tristeza no tiene fin, la felicidad sí"... y es que esa es la impresión. Pero no conviva. Sea independiente de semejante bicho feo :). Besos y buenos sentimientos para aguzar su sonrisa :D.
Gise: jaja. Yo creo que estar triste es parte de la vida, como tropezar. Y si nunca estuviste triste hay mucho que te falta por aprender. Y si nunca te tropezaste probablemente todavía no sepas caminar. En fin. Ser atacado no ha de ser bueno nunca de todos modos ;). Besos.

Sugus dijo...

Aprovecho que ya no suelen pasar por aca el Tux y Cobani y con un nudito en la garganta - su post me cae como anillo al dedo - le canto, con Silvio Rodríguez:

Oh Melancolía

Hoy viene a mi la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finalmente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy
gentilmente te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido cielo.

Viene a mí, avanza,
viene tan despacio,
viene en una danza
leve en el espacio.

Cedo, me hago lacio
y ya vuelo, ave.
Se mece la nave,
lenta como el tul,
en la brisa suave
niña del azul.

Oh melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer.
Oh melancolía, amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer.
Oh melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar.
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.

La introducción de esta canción fue tomada del segundo movimiento de la Sonata para piano No. 8 en C menor («Patética») Op. 13 de Ludwig van Beethoven compuesta entre 1797 y 1798.

Un abrazo

D'Artagnan dijo...

Pero qué hermosísima letra la de esa canción. Ahora mismo voy a buscarla porque no recuerdo haberla escuchado Sugus, pero qué tiene que ver que Cobani y Tux no pasen más por acá?
Ah... la soledad. Qué eterna que es la soledad no? como la tristeza. Parece que no se acaba nunca. Pero por favor, supongamos que sí :D. Besos!!