Ahh… ¡Vacaciones! Un camping frente al mar, una carpita, el auto lleno de cosas, una reposera, un cuaderno, unas piernas flexionadas haciendo de mesa, y una lapicera negra de capuchón blanco que va escribiendo lo que pienso. Música. Muy buena música y el viento suave de algún lugar del norte. ¿y a qué iba yo? Ahhhh si. Leo el título y recuerdo: ¡ventajas y desventajas! Empecemos entonces por lo segundo (como para hacerme el original nomás):
La gran, GRAN desventaja de hospedarse en una carpa es… el baño. ¡Que situación aquella en que la inevitabilidad de lo “segundo” nos llama a ir a este maquiavélico cuarto! Y agrego a modo de ejemplo ratificador, una anécdota más que reciente:
La hora me había llegado. Ya estaba al límite de lo aguantable por la musculatura, psiquis y órganos encargados del tema, así que agarré el enrollado papel y partí. Paro, miro, escucho… parece no haber nadie… ¡Gracias Dios Todopoderoso! (es en estos momentos cuando realmente creo que existís). Tomo aire y entro. No está tan feo el lugar después de todo… paso a uno de los individuales… me pongo cómodo. Ahora necesito un pequeño tiempo para hacerme la idea, tranquilizarme, concentrarme digamos… yo puedo… yo puedo… y de pronto, la voz de una señora grande (o de una joven en las últimas) dice, desde algún lugar cercano a la puerta que da al exterior: “¿Está ocupado?”
Si hubiera habido alguien a quién mirar desde mi posición, lo hubiese hecho con atónita expresión e inminente encogimiento de hombros… es un baño más o menos grande, 4 o 5 cuartitos individuales más las duchas y por supuesto… baño de HOMBRES, no me había equivocado, estaba seguro. A menos que las mujeres hayan empezado a hacer de pie. Entonces, ¿qué joraca pregunta esta señora?. Dubitativo, respondo: “Sí”.
Acto siguiente se escuchan unos pasos que se alejan. Bua, otra vez con la burocracia del tema, la concentración y demás, cada vez resulta más difícil, los ruidos del medio me desconciertan en distintas hipótesis sobre su origen. Al ratito, no habrán pasado 5 minutos, se escuchan unos pasos que se acercan, y se detienen: “¿Sigue ocupado?”
No lo puedo creer, ¿quiere el baño para ella sola? Quizás planea ubicar web cams por todos lados para espiar los cuerpos esculpidos de los hombres del camping (todos teníamos aspecto atlético jaja), vieja pervertida… respondo otra vez, con cierta bronca: “Sí, sí!”. Lo pasos comienzan a alejarse una vez más, pero se detienen… regresan: “y… ¿le falta mucho?”. Ahhh bueno, señora todos tienen límite en su paciencia ¿se cree que esto es fácil para mí? ¡Fue todo un proceso psicológico el de llegar al lugar donde estoy! (ojalá algún día diga esto en otro contexto) ¡Además estoy de vacaciones! Que me apuren en casa, pero ¡¡¿¿acá??!! ¡En los 10 minutos que decido entrar! ¡10 minutos sobre 24hs del día! ¡Vaya señora vaya! Que no sólo hay otros baños sino que ¡son de DAMAS! Aunque a esta altura mi imaginación la ha deformado tanto que ud ha de ser un ogro asexuado digno del Señor de los Anillos o alguna otra épica historia, y por eso no sabe a qué baño ir…
Pero vuelvo a la realidad, y respondo: ”No (con resignación), ya salgo”. Se va. Realizo las acciones pertinentes para no salir desnudo ni mal oliente y me voy. A la salida no hay nadie (gracias otra vez, Dios) Y me vengo raudo y disimulado a escribir estas líneas.
¿¿Y para qué decir otra desventaja?? Con esta sobra.
Entonces vayamos a/volvamos a/terminemos con lo primero. Las ventajas:
Casi no ha salido el sol. Te levantás y agarrás la reposera, caminás un poco y te sentás a un lado del mar. El aire corre suave y trae un agradable y fresco olor. No hay nadie. Sólo vos, el mar, el mundo. Y en algún momento te volvés parte del paisaje, y todo se convierte en una sola postal. Todo es parte de la misma unidad. Belleza tendida a lo largo del horizonte… y paz.
¿¿Y para qué decir otra ventaja?? Con esta también sobra.