jueves, febrero 14, 2008

Yo me mi conmigo. Delirios de la Vigilia

Desfiguradamente comienza la mente a figurarse detalles y posibilidades que de dónde salen, nunca sabré. El por qué a veces uno se queda despierto a la noche pensando invariablemente en la infinita variedad de opciones que ofrece la incertidumbre del mañana, del futuro, del después.. ¿quién lo sabe?
Y sin embargo ahí nos encontramos de pronto, con los ojos abiertos en la oscuridad, escudriñando las imágenes que nos inventa el vacío de luz. La simple intención de dejarnos desfallecer en los brazos de Morfeo se convierte en tarea épica, en guerra feroz de contradictorias espadas de aire, unas queriendo dormir, pero las más queriendo punzar en el signo pregunta hasta que duela preguntarse. ¿Y preguntarse qué? No importa, es la guerra el hecho particular. El sentirse uno queriéndose dar órdenes que la mente o el cuerpo (o el corazón) no quieren acatar. Yo diciéndome a , a la vez que yo diciéndome que no.
En estos estados de activo guerrillero de la vigilia, a veces me siento externo. Conversando conmigo. Tratando de convencerme de algo. Tratando de convencerme de algo! y ahí me pregunto (ya no se si al yo que le hablo con la mente, o a al yo que habla) dónde estoy? cómo es que si pienso algo tengo que argumentarme de manera razonable para poder aceptarlo? Tengo que conversarme y entenderme para poder aceptarme. Me resulta más impresionante aún al escribirlo.
Es verdad que los sueños son algo misterioso, a veces inexplicable y otras veces quizás más evidentes. Pero la vigilia, el estado previo en que aún estamos despiertos (aunque no sé si totalmente despiertos), me resulta mucho más fascinante.
En resumidas cuentas no se bien quién, si yo el que habla, o yo el que escucha, pero capaz que uno de los dos está loco.