martes, octubre 31, 2006

Poetas del Futuro

En una clase de lógica computacional, el profesor se entusiasma y empieza a hablarle a sus alumnos de programas cuasi filosóficos (e imaginarios). De las posibilidades del infinito y quién sabe de cuántas cosas más. En algún momento (entre risas), llega a la conclusión de que un programa podría generar todos los textos posibles. Sucesiones de palabras de variada longitud, algunas de las cuales (las menos) tendrían sentido, y otras de las cuales (las más), no. Pero aquellas que sí lo tuvieran serían poesías, cuentos, novelas, relatos periodísticos, bibliografías históricas. Quedarían entonces disponibles al público todas las posibilidades imaginables de texto. Incluso estaría a disposición de quien quiera el futuro de las poblaciones, las lluvias que habrá en el año, la fecha en que conocerá al amor de su vida y el nombre de tal persona. Pero claro, esto aquél no lo sabría.
En fin, la cuestión es que ya nadie podría crear algo nuevo en el ámbito literal. Los poetas se convertirían entonces en personas que seleccionen cuidadosamente, de entre tantos miles de millones de composiciones escritas, aquellas que inspiren al alma y reduzcan a palabras el enorme universo de los sentimientos.
En realidad no serían muy distintos a los poetas actuales, ahora que lo pienso.

viernes, octubre 13, 2006

Preluvio

Y es que debiera existir un nombre para los instantes previos al lagrimeo, más allá de que sean lágrimas de felicidad o de tristeza. Más allá de que caigan como arrojadas por baldes de marineros en un barco en proceso de hundirse o con la timidez de un primer beso.
Y es inevitable darse cuenta cuando este momento, el preluvio, está en vigencia: El viento empieza a levantarse y sopla intranquilo, el clima se pone raro, indeciso, más si hace calor. Las nubes se ponen negras o se juntan en grupos a manera de augurio tribal y destellan en ritmos variados chispas en el cielo. Y también se podría medir la intensidad de los preluvios y si después de un preluvio fuerte al final no llueve (el concepto no exige que la lluvia se apresente, sólo que se den los síntomas) uno podría decir: "preluvió, pero no llovió al final", y otro podría responder "¡qué macana!", porque popularmente se sabría que siempre es mejor que llueva, ya que de otra forma se acumula el agua y después capaz que cae piedra.