" El que jamás te ha visto no se imagina
una líquida luna en una salina
ni un diminuto mar que nunca se termina.
No se calma la sed con agua marina "
(Marina - Jorge Fandermole)
Hay ciertas cosas en la vida que te conectan con el universo, que te desatan un río que nace en el pecho y se derrama por todo el cuerpo y más allá. Suceden ciertos hechos que te aseguran la presencia intangible pero sensible de la magia contemporánea y te sumergen en el éter de la ausencia del tiempo. Y no necesariamente son hechos trascendentales desde el punto de vista de lo magnífico, de lo macro. Hay algunas cosas que te tocan en el alma sin pedir permiso, disfrazadas de simplezas, abrazadas a un detalle, enlazadas quizás a una micrómetrica medida.
Son cosas como esta, una canción que de repente entra en la vida en el momento más adecuado y te habla al oído, las que me dejan inmensamente agradecido de que la vida sea como es. Hay mil y un misterios escondidos en los detalles del mundo. Infinitas magias intercambiando recetas entre los recónditos recovecos de las simplezas.
Ahí va una.
Gracias! (por suceder)
una líquida luna en una salina
ni un diminuto mar que nunca se termina.
No se calma la sed con agua marina "
(Marina - Jorge Fandermole)
Hay ciertas cosas en la vida que te conectan con el universo, que te desatan un río que nace en el pecho y se derrama por todo el cuerpo y más allá. Suceden ciertos hechos que te aseguran la presencia intangible pero sensible de la magia contemporánea y te sumergen en el éter de la ausencia del tiempo. Y no necesariamente son hechos trascendentales desde el punto de vista de lo magnífico, de lo macro. Hay algunas cosas que te tocan en el alma sin pedir permiso, disfrazadas de simplezas, abrazadas a un detalle, enlazadas quizás a una micrómetrica medida.
Son cosas como esta, una canción que de repente entra en la vida en el momento más adecuado y te habla al oído, las que me dejan inmensamente agradecido de que la vida sea como es. Hay mil y un misterios escondidos en los detalles del mundo. Infinitas magias intercambiando recetas entre los recónditos recovecos de las simplezas.
Ahí va una.
Gracias! (por suceder)