Llueve a pedradas la hipocresía
En este desierto sin sombra
Va haciendo trizas la carne
Sin pudor ni refreno
Ruge ya el sismo entre las certezas
Cuchillas nadando en las sienes
Sangra la fe de los creyentes
Aúlla el poder del pederasta
¿Quién será el gran afortunado
que reciba hoy tu infortunio?
Tu ofrenda de ojos vendados
Tu delirio humano más puro
La paradoja del sacrificio
Por una causa especulada
Fluye como si no entendiera
Lo incoherente de su esencia
Ay, corazón inocente
Cómo esquivar la locura
De ver tu construcción gentil
Fermentada de sarcasmo
Ay, corazón imbécil
Admirable hasta el desprecio
Loable hasta la traición
Inconciente hasta la muerte
Toma la aguja espinada
Y otra vez cría suturas
Toma el líquido sediento
Y otra vez
Cierra una herida con fuego
miércoles, julio 01, 2009
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