viernes, mayo 26, 2006

Salpúvedo

El tenía unos 5 años aproximadamente. Desde chiquito (más chiquito) su abuela, "la nona", le contaba cuentos acerca del duende Salpúvedo. ¿Quién era este duende, a qué se dedicaba y cuales eran sus desventuras? no lo puedo decir la verdad, es algo que desconozco aunque alguna vez supe. La cuestión es que al niño le encantaban sus historias, y verdaderamente creía en él. Tanto que algunas veces lo escuchaba decirle algo, y entonces corría agitado a contarle a su mamá lo que había pasado. La madre, por supuesto, se regocijaba con la imaginación de su hijo y le seguía el inocente juego.
Un día, el padre que llegaba tarde del trabajo en una noche de invierno, decidió interpretar el papel de Salpúvedo aprovechando la ventana del cuarto del pequeño y las cortinas que permitían sólo ver de afuera hacia adentro (por lo oscuro de la noche). Imaginó qué voz tendría el duende, hizo unas pruebas, y después se acercó a la ventana y llamó en total personaje. El niño emocionado estuvo hablando con él cerca de media hora y entonces Salpúvedo le dijo que ya debía marcharse a visitar a no se qué personaje mágico (y es que hacía bastante frío afuera) y además que ya era hora de dormir para los niños y vaya uno a saber qué más. Entonces después de unos saludos se bajó el telón y el niño, como era de esperarse, salió corriendo a contarle a su mamá lo sucedido (que había estado muy divertida escuchando toda la conversación desde atrás de la puerta). El papá a todo esto, decidió quedarse afuera un buen rato, esperando que su hijo se duerma o bien que pase un tiempo prudente para que no se sospechase de su intromisión con la asombrosa aparición de aquella noche.
Después de la conmocionada charla y de irse a la cama y de unos minutos de prudencia, el padre "llegó" a la casa. Sonriendo a pesar del frío que había pasado y también divertido por haber escuchado la conversación que se había desarrollado después del acto teatral del cual se sentía más que orgulloso. Sin embargo, para su sorpresa, el niño apareció en calzonsillos en la puerta del living con una sonrisa de oreja a oreja, y después de saludarlo y una vez alzado en brazos, le dijo al padre con tono muy natural:
"Pa, ¿me hacés de nuevo a Salpúvedo?"

5 comentarios:

Delirante dijo...

Espero puedas seguir hablando con él.

Saludos! :)

D'Artagnan dijo...

Es una linda historia... ahora me pregunto muy intensamente, por qué todo el mundo asoció al niño protagonista con el dueño de este blog. ¿? Hasta me escribió salpuvedo, un casi tocayo del otro protagonista de la historia, Salpúvedo.
Gracias a todos por pasar :).

D'Artagnan dijo...

Perdonado...pero qué tiene? ud es de Cba también?

Unknown dijo...

Hey D'artagnan, un capo tu viejo. Disculpá que haya estado tan borrado, ya me daré una vuelta por el templo...

Abrazos!

D'Artagnan dijo...

No se preocupe Viejus. Yo lo visito a diario aunque en general no firmo. Otro abrazo