martes, septiembre 01, 2009

Entreguesé sinceramente (si es que se quiere entregar)

Tome un papel en blanco y un lápiz.
Salga en busca de unos ojos de fuente y coloquesé frente a ellos.
Abra sus ojos de manera amplia y profunda, y deje que los borbotones lo vayan llenando desde la punta de los pies hasta la punta de los pelos.
Una vez que sienta la correntada abriéndose camino cierre los ojos e inhale profundamente.
Intente dilucidar el trayecto del río en cada zona de su cuerpo.
Evite pensar estupideces o especular.
Mejor aún: evite pensar.
Sienta el laberinto intrincado, e imagine como por esos caminos ahora corre un aluvión que acaba de escapar de un similar espacio.
Vaya dibujando (sin abrir los ojos, por favor) todo lo que siente en la hoja que tomó al principio de este ejercicio.
No se preocupe si no tiene dónde apoyar, el dibujo probablemente será más exacto de este modo.
No intente alterar el resultado final racionalizando su accionar.
Cuando sienta que su corazón empieza a calmarse, estará listo.
Abra los ojos sin esperar nada.
Extienda la mano que contiene el dibujo y diga, a su manera, algo similar a: "Tomá, así soy yo".

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